PdI
Periodismo de investigación
INVESTIGACIÓN
Por Marina Vázquez y Macarena Azcárate
Desde hace 25 años los vecinos del barrio Ardigó, en Florencio Varela, reclaman a las autoridades la pavimentación de las calles de tierra, cloacas y limpieza de basurales. Habitado por trabajadores que luchan cotidianamente por tener un plato de comida en su mesa, este barrio se caracteriza por sus casas bajas, abundante vegetación y caminos de tierra. Este es el primer problema con el que se enfrentan los habitantes del lugar, principalmente los días de lluvia cuando, dada las malas condiciones del camino, no ingresan ambulancias, remises ni patrulleros. Por otra parte, todas las rutas se encuentran bordeadas por zanjas repletas de agua estancada que pone en peligro la salud de las personas exponiéndolas al dengue y otras enfermedades.
Buenos Aires, noviembre de 2016.
"Hace 25 años realizamos reclamos a la municipalidad para que mejoren la situación del barrio. Lo máximo que logramos fue que un secretario municipal viniera a ver las condiciones en las que vivimos, obviamente nunca regresó ni hizo nada. Yo pago $600 todos los años de impuestos, lo que no entiendo es dónde va ese dinero si a mí la municipalidad no me da nada, ni cloacas, ni pavimento, ni limpieza. Ya estamos cansados de tanto reclamo, sentimos que nadie nos escucha y eso nos desalienta", comenta Marcela Savala, una de las vecinas de Ardigó que hace años lucha para que la municipalidad mejore la situación en la que viven.
El barrio de Ardigó se encuentra ubicado en Villa Argentina, partido de Florencio Varela, gobernado por el intendente Julio Pereyra desde 1992. Poblado por familias humildes, que luchan día tras día para llevar un plato de comida a su hogar, el vecindario tiene una población, según el censo de 2010, de 13.255 habitantes, más un asentamiento informal, en el que viven más de 600 familia, dato aportado por la ONG “Techo”.
El paisaje es igual hace más de 25 años, con calles de tierra, zanjas con agua estancada, basurales en cada esquina, ausencia de cloacas y de luminaria. Los días de lluvia, el lugar se vuelve intransitable, dado que los caminos se transforman en lodazales y ni las ambulancias se atreven a entrar. “"Vivo aquí hace más de 30 años. Cuando llegué, la situación era diferente, los caminos eran de tierra pero estaban en mejor estado. Lo más triste es que en todos estos años no han mejorado nada, no se avanzó en ningún aspecto. Los días de lluvia, ni las ambulancias ni los patrulleros entran aquí debido al mal estado de los caminos. Mi marido todos los jueves se hace diálisis y el remis de la clínica lo deja a casi 10 cuadras de casa porque no puede entrar. Débil por el tratamiento, se ve obligado a caminar hasta nuestro hogar bajo la lluvia", cuenta María Cuenca, vecina del lugar.
Luego de reunirse innumerable cantidad de veces en asambleas vecinales y acercar reclamos a la municipalidad, recibieron su primera respuesta en Septiembre del año 2005. “Cuando por fin respondieron una de las miles de cartas que enviamos, nos prometieron colocar una carpeta asfáltica sin cordón en la calle 542 , lo cual para nosotros era un avance porque significaba un nuevo acceso al interior del barrio. Pero los meses pasaron y nunca hicieron nada. Aparte, como si eso fuera poco, cuando preguntás por la calle mencionada en la municipalidad, te dicen que figura asfaltada”, explica Savala.
Al Notar que las respuestas desde el municipio eran nulas, hicieron llegar su voz a la Presidencia de la Nación y Provincia, aunque en ambos casos fueron derivados con autoridades locales de Florencio Varela.
Según la Ley General del Ambiente Nº25.675 se debe “ Promover el mejoramiento de la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras, en forma prioritaria”. El barrio no sólo carece de pavimentación, sino que se encuentra inundando de basura y zanjas, lo cual pone en peligro la salud de niños y adultos que residen en la zona. “La falta de urbanización o las medidas sanitarias precarias pueden influir en varios aspectos. Por un lado, tenés el riesgo de enfermedades que se transmiten por mosquitos como el Dengue y la chikunguya y, sobre todo si hay basurales, el riesgo de enfermedades transmitidas por ratas, como por ejemplo el hanta virus. Por otro lado, la falta de una red cloacal influye porque sin cloacas las casas suelen tener pozos ciegos. Estos pueden contaminar las napas con la consecuente contaminación del agua, que luego consume la población y puede producir cuadros de gastroenterocolitis. Hace algunos meses tuvimos un brote de este tipo con cientos de niños de la zona infectados”, comenta Tomás Wake, doctor de Florencio Varela.
Algunos medios se hicieron eco de la situación de los vecinos de Ardigó, como el diario Clarín Zonal que publicó en una de sus páginas el mal estado en el que se encontraba la zona, obteniendo como respuesta de la comuna que “Se pondrá la situación en la lista de reclamos pero, por el momento, no se tiene planeada ninguna intervención”.
Los integrantes de una ONG solidaria del lugar, que realiza actividades recreativas para los niños del barrio, aseguran que cada mínimo detalle en la rutina de los vecinos se ve condicionado por el entorno que los rodea. “Cuando llueve demasiado los chicos no pueden ir al colegio, porque la zona se inunda y se vuelve intransitable. Nosotros realizamos una escuelita los días sábado y también nos vemos obligados a suspender las cuando hay mal clima. Por otro lado, nos preocupa mucho el tema de los insectos, cada vez que vamos a la plaza nos encontramos, aparte de mosquitos, muchas ratas y arañas que son peligrosos en cuanto a la transmisión de enfermedades”, dice Vanina Ríos.
Aunque en 2008 ingresaron a la comuna 85 millones de pesos para asfaltar 570 cuadras de la localidad, ni un peso fue invertido en el barrio de Ardigó que llevaba años de reclamos. “Somos una zona poco visible, alejados del centro, y por eso no le preocupamos a nadie. Mientras en la peatonal Monteagudo inauguraron una fuente gigante el año pasado, acá seguimos viviendo entre la basura y las mismas calles de tierra de hace 30 años. Intenté muchas veces vender mi casa para irme a otro lado, pero quién te va a comprar algo acá donde no tenés ni cloaca, ni pavimento, ni limpieza, ni seguridad”, explica Oscar Torres quien, junto al resto de los vecinos, no planea bajar los brazos hasta que su voz sea escuchada por las autoridades y les otorguen las condiciones de vida que deben.